Vancouver fue genial, una ciudad gigante con un mar hermoso, llegué en la tarde y pude dejar mis cosas donde mi amigo y salir con él. La noche es muy distinta, aunque estaba muy helado la gente estaba muy acostumbrada a eso. Los grados bajo cero no eran excusa y la vida nocturna se vivía en todas partes. Después de unas semanas viajamos a la Isla de Vancouver, llegamos a Victoria y decidí quedarme a vivir ahí, me ofrecieron un trabajo simple, solo tenía con una maquina limpiar el piso de un supermercado 4 noches por semana, y con eso podía vivir tranquilamente.
Recorrí mucho en Canadá, las experiencias, lugares, la comida, era maravilloso. Todo ahora tenía sentido, había encontrado algo que podia despertar esas ganas de seguir. Un año pasó rápido, pero lo aproveché al máximo, viajé por muchos lugares hermosos y conocí una cultura de respeto y amabilidad como nunca había visto en mi vida. Ahora en Chile, me puedo dar cuenta como cambie, como mi perspectiva de la vida había cambiado y como todo cambió acá mientras yo no estaba. Espero pronto poder volver a ese hermoso país del que tuve la suerte de vivir por un año.
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